25 jul 2019

Objetividad en debate educacional

El consenso t茅cnico indica que el sistema educacional chileno debe avanzar hacia el aseguramiento de la calidad para todos los estudiantes. Sin embargo, de esto no se desprende que sea necesario converger a una educaci贸n homog茅nea. Por el contrario, la diversidad y la individualizaci贸n de la educaci贸n representan en el mundo vigas estructurales que se han fortalecido durante los 煤ltimos a帽os. As铆 por ejemplo, la selecci贸n en base al m茅rito acad茅mico es una pr谩ctica ampliamente aceptada y utilizada en los cinco continentes, sin el car谩cter negativo que en ocasiones se esboza en el debate pol铆tico nacional, y que acaba de llevar al rechazo de uno de los proyectos sobre Admisi贸n Justa en la C谩mara. Tampoco el efecto par es asumido como una verdad absoluta, sino como un fen贸meno dif铆cil de detectar. Y si bien se reconoce que la educaci贸n p煤blica debe ser un referente de calidad, ello no supone que el Estado restrinja la libertad de proyectos.

A la luz de lo anterior, parece pertinente retomar la discusi贸n a prop贸sito de los profundos cambios aprobados bajo la administraci贸n de la Nueva Mayor铆a y que est谩n siendo gradualmente implementados. Una revisi贸n objetiva del modo en que han operado reformas como el fin del lucro, la gratuidad en la educaci贸n superior o la puesta en marcha del nuevo sistema centralizado de admisi贸n escolar (SAE) es sugerente respecto de hasta qu茅 punto en esas transformaciones jug贸 un papel relevante el voluntarismo.

El caso del SAE resulta interesante de observar. Como muestra la evidencia, modelos de este tipo son utilizados en algunas ciudades del Primer Mundo con relativo 茅xito en la asignaci贸n de estudiantes a colegios p煤blicos evitando discriminaciones. Pero un funcionamiento satisfactorio del sistema demanda ciertas condiciones —por ejemplo, que los problemas de transporte urbano se encuentren bien resueltos— que no siempre se cumplen. Adem谩s, su aplicaci贸n restringida a 谩reas geogr谩ficas acotadas puede exacerbar la segregaci贸n educacional si esta tiene su origen en la segregaci贸n residencial. Como han planteado algunos expertos, la realidad de las grandes urbes del pa铆s deber铆a alertar respecto de estos riesgos.

La implementaci贸n del modelo en la Regi贸n Metropolitana ser谩 as铆 una prueba de fuego. No parece probable que el sistema traiga mayores cambios en temas como la segregaci贸n o los resultados educacionales; incluso, en un mal escenario, podr铆an multiplicarse las muestras de malestar de ciudadanos culpando al Estado por los problemas de admisi贸n que sufran sus hijos. Tanto el proyecto votado por la C谩mara (centrado en los liceos de excelencia) como el de “Admisi贸n Justa II” que estudia el Senado (el que, entre otros puntos, introduce nuevas prioridades para la asignaci贸n) han buscado hacerse cargo de varios de los problemas referidos. Es de esperar que la politizaci贸n que llev贸 al rechazo de la primera iniciativa por los diputados de oposici贸n no se repita en el caso del texto que estudia el Senado. Los mismos parlamentarios que en estos d铆as han estado exigiendo al Gobierno una adecuada implementaci贸n del SAE en Santiago debieran tener disposici贸n para abrirse a ponderar con objetividad aquellos cambios que —considerando la experiencia producida— permitan un mejor funcionamiento.