11 ago 2019

La diputada evangélica y su apuesta por el proyecto de las 40 horas

El primer intento de Francesca Muñoz (RN) para llegar al Congreso fue en 2013. Cuando aún existía el distrito 44 —que agrupaba a las comunas de Concepción, San Pedro de la Paz y Chiguayante— y todavía regía el sistema binominal, no logró doblar la votación de la ex Nueva Mayoría junto a su compañero de lista, Enrique van Rysselberghe (UDI), ingresando solo este último a la Cámara.

“Entonces yo tuve fijo lo que era la siguiente elección, y estuve siempre enfocada en eso, en competir nuevamente para la parlamentaria”, señala.

Instalada ahora como diputada del nuevo distrito 20, ha sido enfática en marcar su perfil dentro del hemiciclo: fue parte de la denominada “bancada evangélica”, y se declara provida y profamilia. Y aunque expresa que a veces dentro del Congreso se exacerban o sobrerrepresentan posturas contrarias, como a favor del aborto, señala que percibe que a nivel de ciudadanía sus posiciones son mayoritarias.

“La ciudadanía en esto tiene mucha aceptación, nos va bien. Todos los provida y profamilia son los que yo apoyo, y están subiendo en las encuestas: el senador (Manuel José) Ossandón, José Antonio Kast, o el senador Chahuán (...) Uno tiene que defender en todos lados sus principios y valores, y además esa es la tendencia en los otros países, van para allá”, explica.

Debut político

Profesora de inglés titulada de la Universidad de Concepción, hasta fines de 2017 se desempeñó en el aula. Señala que nunca tuvo ninguna adhesión política en sus años universitarios. Incluso siendo parte de la federación de estudiantes, solo se abocó a voluntariados.

Nacida y criada en Talcahuano —en el sector que actualmente ocupa la comuna de Hualpén—, la diputada Muñoz es hija de un maestro de la construcción y de una modista. De sus abuelos, cuenta, heredó su cercanía con la Iglesia Evangélica.

Así, Muñoz ha seguido de cerca los escándalos en los que se ha visto envuelto el obispo Durán, padre del diputado RN Eduardo Durán: “Lo que ocurrió ahí no representa el sentir de lo que es la Iglesia, el trabajo de los pastores. Me dolió mucho que se confundiera todo esto, porque es uno entre más de 4 mil iglesias evangélicas”, explica.

Tras su primera aventura en una candidatura parlamentaria, RN le pidió competir por la alcaldía de Chiguayante frente al actual alcalde del PS, José Antonio Rivas, aunque confiesa que “por responsabilidad tuve que asumirlo, pero siempre con la mira en llegar al Congreso. Estuve los cuatro años —tras su derrota— enfocada en lograrlo. Para mí, postularme no era ir por cumplir en la ley de cuotas, sino que siempre estuve enfocada trabajando para ello, hice harto terreno”, recuerda.

De igual manera lo recuerda su compañera de bancada, la diputada Paulina Núñez. “Valoro su firmeza y convicción. En campaña hice puerta a puerta con ella en su distrito, en ese minuto me di cuenta de que ganaría y sería un aporte en la bancada”, comenta.

Sin embargo, y como debutante, es crítica del ritmo del trabajo parlamentario, alegando una desconexión con los temas ciudadanos.

“Lo feo del Congreso es lo lento que pueden llegar a avanzar los proyectos. Buenas ideas quedan estancadas y me gustaría que se tomaran más en cuenta las que tienen una mayor sensibilidad para la ciudadanía”, dice, aludiendo a las urgencias dadas a proyectos que nacen desde mociones parlamentarias.