26 jun 2013

La Alianza quiso demostrar su "unidad" en el último debate

El espacio televisivo que enfrentó a Allamand y Longueira antes de las primarias estuvo nuevamente marcado por la falta de interpelación y de diferencias.

Las esperanzas de que el último debate de la Alianza fuera "un poco más entretenido", fueron develadas varias horas antes del encuentro por el ministro del Interior, Andrés Chadwick. El secretario de Estado fue enfático en señalar que otra de sus expectativas era que se demostrara la unión de su sector. Y esa unidad se esbozó en horas de la tarde cuando desde los comandos de los precandidatos, Pablo Longueira (UDI), y Andrés Allamand (RN), se levantaron nuevas críticas al plan tributario de la ex Mandataria, Michelle Bachelet.

Pruebas de cámara, de tiro y sonido recibieron a eso de las 16:00 horas a Longueira en el "Estudio 8" de TVN, cuando el candidato llegó a reconocer el terreno en que se enfrentaría a Allamand, quien arribó al canal una hora después junto a su esposa, Marcela Cubillos.

Al avanzar la tarde, se hicieron públicos algunos aspectos del espacio, como el hecho de que no estarían permitidos los aplausos salvo al inicio y al final de la emisión. Cerca de las 19:00 horas los 40 invitados oficiales del debate se hicieron presentes con tenidas abrigadas, a una hora en que el termómetro marcaba 5° C en una noche que se mantuvo fría.

Unos 15 minutos después de lo previsto y con aires de solemnidad, el periodista Mauricio Bustamante les pidió a los candidatos que realizaran un "debate de verdad". Sin embargo, al poco rato de darse la mano, ambos contrincantes descartaron evidenciar mayores diferencias en sus apuestas y llamaron a los electores a encontrarlas. Al consultarles sobre las razones que debería tener la gente para votar por ellos, Longueira y Allamand se remitieron a aludir a sus trayectorias políticas y a la importancia de "no volver al pasado". En medio del discurso de Allamand y mientras aseguraba que tenía fe en superar a Bachelet, unos aplausos breves y porfiados se escaparon desde el público.

Una pregunta simbólica fue la que hizo Bustamante al momento de aludir a la necesidad de cambiar el nombre a la Avenida 11 de Septiembre. Mientras Allamand dejó la decisión en manos de los vecinos, Longueira señaló que no sería lo apropiado, en cuanto contribuía a incentivar la "cultura cívica" del país, poniendo como ejemplo el monumento a Salvador Allende ubicado en la Plaza de la Constitución. Otros tópicos del debate estuvieron centrados en materias sobre el sistema de pensiones y temas valóricos.

La generación de empleos por parte del abanderado de la UDI y los incentivos para que las personas tengan una vida laboral más larga fueron la tónica de las respuestas, a la vez que ambos reiteraron su perspectiva moral respecto de que el matrimonio sólo es para un hombre y una mujer.

En un ambiente mucho más distendido que el debate anterior, ambos candidatos se remitieron a interpelarse sólo con risas y señales de amistad, donde Longueira insistió en que "esta centroderecha no sólo ha dado gobernabilidad sino que va a derrotar a la Concertación". Pese a los intentos de Bustamante por hacer que las cartas de la derecha se enfrentaran un poco más, al parecer no hubo punto que generara el más mínimo índice de conflicto para hacerlos debatir. Incluso, frente a uno de los esfuerzos del periodista por enfrentarlos, Allamand le advirtió que "no vamos a pisar el palito".

En los minutos finales se trataron temáticas energéticas y fueron expuestas algunas de las predicciones de las encuestas donde RN ha manifestado que Longueira tiene mayor nivel de rechazo. Mientras el candidato gremialista aludió a sus elecciones ganadas, la carta de RN manifestó que él había perdido y ganado. Al cierre del último bloque, ambos dieron un discurso donde reiteraron una vez más su intención de derrotar a Bachelet. También saludaron a sus familias.