El espacio televisivo que enfrentó a Allamand y Longueira
antes de las primarias estuvo nuevamente marcado por la falta de interpelación
y de diferencias.
Las esperanzas de que el último debate de la Alianza fuera
"un poco más entretenido", fueron develadas varias horas antes del
encuentro por el ministro del Interior, Andrés Chadwick. El secretario de
Estado fue enfático en señalar que otra de sus expectativas era que se
demostrara la unión de su sector. Y esa unidad se esbozó en horas de la tarde
cuando desde los comandos de los precandidatos, Pablo Longueira (UDI), y Andrés
Allamand (RN), se levantaron nuevas críticas al plan tributario de la ex Mandataria,
Michelle Bachelet.
Pruebas de cámara, de tiro y sonido recibieron a eso de las
16:00 horas a Longueira en el "Estudio 8" de TVN, cuando el candidato
llegó a reconocer el terreno en que se enfrentaría a Allamand, quien arribó al
canal una hora después junto a su esposa, Marcela Cubillos.
Al avanzar la tarde, se hicieron públicos algunos aspectos
del espacio, como el hecho de que no estarían permitidos los aplausos salvo al
inicio y al final de la emisión. Cerca de las 19:00 horas los 40 invitados
oficiales del debate se hicieron presentes con tenidas abrigadas, a una hora en
que el termómetro marcaba 5° C en una noche que se mantuvo fría.
Unos 15 minutos después de lo previsto y con aires de
solemnidad, el periodista Mauricio Bustamante les pidió a los candidatos que
realizaran un "debate de verdad". Sin embargo, al poco rato de darse
la mano, ambos contrincantes descartaron evidenciar mayores diferencias en sus
apuestas y llamaron a los electores a encontrarlas. Al consultarles sobre las
razones que debería tener la gente para votar por ellos, Longueira y Allamand
se remitieron a aludir a sus trayectorias políticas y a la importancia de
"no volver al pasado". En medio del discurso de Allamand y mientras
aseguraba que tenía fe en superar a Bachelet, unos aplausos breves y porfiados
se escaparon desde el público.
Una pregunta simbólica fue la que hizo Bustamante al momento
de aludir a la necesidad de cambiar el nombre a la Avenida 11 de Septiembre.
Mientras Allamand dejó la decisión en manos de los vecinos, Longueira señaló
que no sería lo apropiado, en cuanto contribuía a incentivar la "cultura
cívica" del país, poniendo como ejemplo el monumento a Salvador Allende
ubicado en la Plaza de la Constitución. Otros tópicos del debate estuvieron
centrados en materias sobre el sistema de pensiones y temas valóricos.
La generación de empleos por parte del abanderado de la UDI
y los incentivos para que las personas tengan una vida laboral más larga fueron
la tónica de las respuestas, a la vez que ambos reiteraron su perspectiva moral
respecto de que el matrimonio sólo es para un hombre y una mujer.
En un ambiente mucho más distendido que el debate anterior,
ambos candidatos se remitieron a interpelarse sólo con risas y señales de
amistad, donde Longueira insistió en que "esta centroderecha no sólo ha
dado gobernabilidad sino que va a derrotar a la Concertación". Pese a los
intentos de Bustamante por hacer que las cartas de la derecha se enfrentaran un
poco más, al parecer no hubo punto que generara el más mínimo índice de
conflicto para hacerlos debatir. Incluso, frente a uno de los esfuerzos del
periodista por enfrentarlos, Allamand le advirtió que "no vamos a pisar el
palito".
En los minutos finales se trataron temáticas energéticas y
fueron expuestas algunas de las predicciones de las encuestas donde RN ha
manifestado que Longueira tiene mayor nivel de rechazo. Mientras el candidato
gremialista aludió a sus elecciones ganadas, la carta de RN manifestó que él
había perdido y ganado. Al cierre del último bloque, ambos dieron un discurso
donde reiteraron una vez más su intención de derrotar a Bachelet. También
saludaron a sus familias.